Aparte de todos los recortes efectuados, tanto en Sanidad como en Dependencia, no se comprende que, el Gobierno, gaste un montón de dinero en repatriar a unos ancianos para morir en España y no se preocupe de Cecilio, el espeleólogo atrapado en una cueva de Perú o de los muchos enfermos de hepatitis C, abocados a morir caso de no suministrarles un medicamento que la señora Mato considera muy caro. Como siempre, distinta vara de medir.
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