domingo, 9 de septiembre de 2012

Rebelde con causa


Desde que Bush perpetró el derribo de Las Torres Gemelas para controlar el mundo e invadir Iraq, el control en los aeropuertos resulta intolerable.

Es la tercera vez que lo hago En esta ocasión en Barajas. Pongo en el bolso todo lo que pueda pitar.  Llevo un vestido amplio y calzado tipo zueco. Al llegar al control, coloco el bolso, los zapatos y el vestido. Mi idea era pasar desnuda, pero, llevaba un body color beis. En la espalda, la carne fofa, desbordaba  de la ajustada prenda de lycra. El resto del cuerpo obedece, inexorablemente, la ley de la gravedad. Un collar de grandes cuentas de cristal negro colgaba mas abajo de la cintura. El pelo canoso. Setenta y ocho años... Un espectáculo. La policía, ya mayor, que estaba al otro lado del arco, gritaba: ¡¡¡señora!!!, ¡¡¡señora!!!, ¡¡¡seguridad!!!, ¡¡¡seguridad!!!. Señora, pase el arco y póngase el vestido. ¡¡¡Seguridad!!!, ¡¡¡seguridad!!!. La cinta transportadora con rayos X se detuvo para que me pusiese el vestido y volver a cruzar el arco. Las chicas de la entrada decían: no, no, nosotras no le dijimos que se desnudase...

Al menos pude conseguir que no me pusiesen la mano encima. El pasado año, en el aeropuerto de Granada, la policía tiraba del vestido hacia abajo y yo hacia arriba, hasta que conseguí quitarlo.

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