lunes, 2 de febrero de 2015

Camino

Camina despacio. La vista baja. Respira, el corazón late. Está viva, al menos eso pueden apreciar las personas con las que se cruza, pero no es cierto. Hace años que está muerta, muerta por dentro, con un dolor indescriptible e intenso, dolor del alma, del sentimiento, del corazón, dolor por los hijos, por su ausencia, por sus enfermedades. Todo antinatural, cruel e injusto. Mañana, como cada día, se levantará con un pensamiento: "Otro día de condena, la condena de vivir". El camino hasta el final se hace cada vez más duro y difícil. La carga anímica es pesada, muy pesada.

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