sábado, 13 de febrero de 2010

El fracaso de Obama

Obama no puede, o no quiere, llevar a cabo sus objetivos. Los lobbys ejercen un poder determinante para orientar, presionar y dirigir la política del país. Por un lado están los medios de comunicación influyendo en la opinión pública y por otro las presiones del poderoso lobby judio americano, pro-israelí, que impide realizar cualquier sanción a Israel. Esto hizo que Obama diese marcha atrás en el proceso de paz palestino-israelí.

Trescientos mil colonos israelíes viven en tierras palestinas, ilegalmente confiscadas, en Cisjordania y otros doscientos cincuenta mil sobre tierras ilegalmente confiscadas en Jerusalén-Este. Estos asentamientos han sido condenados por las Naciones Unidas ya que violan el Derecho Internacional y la Cuarta Convención de Ginebra, porque la colonización implica la transferencia de población civil a tierras tomadas por la fuerza al pueblo palestino.

La administración Obama no es diferente de las precedentes y los palestinos no pueden esperar gran cosa. El conflicto palestino-israelí permanece inamovible.

En Afganistán, después de las elecciones fraudulentas, con la reelección de Karzai, Obama se vio obligado a enviar treinta mil soldados más, ya que el conflicto, en vez de solucionarse, va en aumento.

En Irak, lejos de resolverse el conflicto, aumentan los atentados y sigue la invasión y el expolio.

Con Corea del Norte e Irán no hay progresos respecto a la cuestión nuclear pese a la amenaza de sanciones.

La prisión de Guantánamo, simbolo de la ilegalidad y del oprobio de la presidencia Bush, aún no está cerrada y parece que va para largo.

El terrorismo internacional regresa, pese a todos los controles de las numerosas agencias de seguridad de los EE.UU.

El aumento del paro, el fracaso de la Conferencia de Copenhague, su alianza con China para contrarrestar las audaces proposiciones de los países africanos y de Europa, el triunfo de los republicanos en las últimas elecciones senatoriales, reduciendo el número de senadores demócratas y poniendo en la cuerda floja su reforma sanitaria.

Ya no es, Estados Unidos, el sherif del mundo. Irak y Afganistán se le resisten y, en cuanto a Irán, China y Rusia tienen algo que decir.
Le Soir

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