domingo, 30 de mayo de 2010

Marruecos, el velo y otras cuestiones

Hace pocas fechas surgió la polémica del velo. Un Instituto cuyas normas no permiten gorras, pañuelos ni cualquier otro tipo de cobertura en la cabeza y una alumna musulmana que, al llegar a la adolescencia, decidió asistir a clase tapada con el yihab.
Meses atrás, en Ciudad Real, una mujer marroquí fue agredida por unos compatriotas cuando, con la cabeza descubierta, acompañaba a su hija al colegio. Los golpes le provocaron el aborto de la criatura que esperaba.
No todas las mujeres, en Marruecos, llevan el pañuelo. Presentadoras y locutoras de televisión, todas lucen su cabellera y llevan atuendos modernos, igual que las empleadas de los supermercados Marjane, propiedad del Rey Mohamed y otras muchas que van por la calle con la cabeza descubierta y sin chilaba, vestidas a la moda. Tapar la cabeza no es sólo cuestión religiosa. Unas lo hacen por miedo a los “barbudos fundamentalistas”, otras por exigencia de abuelos, padres, hermanos, novios o maridos. Sumisión y dependencia ante el varón es lo que prevalece a la hora de colocarse el velo que, eso sí, lo hacen con una gran maestría, conjuntado y combinado en colores con la ropa que visten.
Las bebidas alcohólicas, prohibidas por el Islam, pueden adquirirse en los supermercados del Rey. La sección destinada a su venta se cierra durante la celebración del Ramadán. El cierre es sólo en el interior. Se accede a esa dependencia por una puerta directa desde el exterior. Los hoteles de lujo sirven licores, y también pueden comprarse en establecimientos especiales que hay en localidades con varios miles de habitantes.

En la playa de Rincón, pueblo fundado por los españoles en 1912, pueden contemplarse, antes de que pasen los servicios de limpieza, restos de botellón, envases vacios de cervezas, tequila o ginebra, entre otros. En los restaurantes donde no sirven alcohol, los comensales suelen llevarlo en una botella de coca-cola. Piden esta bebida y dan el cambiazo. También cuentan que, algunas teteras, contienen whisky en lugar del té.
Muchos musulmanes lucen en su frente un hermoso hematoma. Es signo de piedad, en función de los cabezazos que dan en el suelo, al inclinarse para los rezos cotidianos. Las malas lenguas cuentan que, algunos, se lo pintan.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Para su información, en Casablanca hay una fábrica de cervezas http://www.dooyoo.es/cerveza/cerveza-casablanca/

y en marruecos hay una denominación de origen de vino http://flcbrokerdeseguros.com/index.php?option=com_content&view=article&id=10:el-exotico-sabor-del-vino-gris-marroqui&catid=1:miscelaneo&Itemid=2

No comulgo con su extremismo ideológico pero me gustan sus recetas, por favor, mas recetas y menios doctrina. Gracias.

lauritalafantastica dijo...

a mi me gusta todo lo que cuentas, querida abuela, me gusta tu manera de ver las cosas desde todos los puntos de vista. No me gustan las religiones, ayer decía un tío mio: "mira, dos monjas con burka! pero eso no está prohibido?". Eran dos monjas del opus en los alrededores de Oviedo. Yo, a pesar de todo, respeto que la religion ha sido una necesidad humana desde el principio de la historia, que cada una tiene sus locuras y manías, y que cada uno es libre de elegir qué religión profesa y cómo muestra su fé. TAmbién somos libres de comprender o no que a veces las circunstancias obligan y tolerar, por ello actitudes diferentes. Dicen qeu cada pueblo tiene el gobierno que se merece, y quizás también la religión. El islam es una religión muy rica en otros aspectos. no me siento capaz de juzgar la vida de nadie. Algunas de mis amigas llevan pendientes o rastas. Otras se depilan hasta lo indecible. Cada una sabrá.
Muchos besos

La Abuela Brigadista dijo...

El vino de la zona de Mequines, sobre todo el blanco, está muy bueno. Lo de la cerveza no lo sabía. Gracias por la información. Me gusta Marruecos y sus gentes.

La Abuela Brigadista dijo...

Laurita: Me tocó vivir el fundamentalismo católico, con su Cuaresma, sus ayunos y abstinencias, el velo para asistir a la iglesia y nada de escotes ni tirantes, aparte de otras muchas prohibiciones. Y luego, todo era hipocresía. Se cometían "pecados", más eso no importaba. Te confesabas, el perdón y listo.

Un abrazo